Fernando Gonzales, economista senior del Instituto de Estudios Peruanos IEP, indicó que Cajamarca es uno de los departamentos más pobres del país por su baja productividad y una limitada ejecución de la inversión pública. Destacó que la región puede reducir su pobreza si el Gobierno y las autoridades locales se unen para impulsar una cartera de proyectos mineros que están a la espera de ejecutarse en los años que vienen.
“Esperamos que Cajamarca, luego de caer 9.8% el año pasado, este año incremente su producción en alrededor de 8%. Sería un crecimiento importante y lo importante seria lograr mayor crecimiento a partir del 2022. Gran parte del problema es la baja ejecución y la baja productividad. Para mejorar la productividad, estamos hablando de favorecer la productividad del agro y la actividad minera, que en años anteriores representaba un tercio de la producción”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Señaló que el 2011 el proyecto Conga no se llegó a realizar y a partir del 2013 se registraron caídas importantes en el sector minero por la falta de nuevos proyectos. “Cajamarca tiene un potencial geológico para sacar un número importante de proyectos. Actualmente hay una cartera de inversión minera importante. Por ejemplo, el proyecto Yanacocha Sulfuros y el proyecto La Granja, que pueden impulsar una nueva ola de crecimiento”, manifestó.
“Existe la posibilidad de impulsar estos proyectos para los próximos años y se espera que se puedan ejecutar. Es importante una coordinación con el gobierno nacional y el gobierno regional para socializar estos proyectos con las comunidades cercanas y para visibilizar mejor toda la riqueza que genera esta actividad en mejora de servicios y de la calidad de vida de la población”, agregó.
Enfatizó que la actividad minera en Cajamarca es importante, porque paga mayores impuestos que otras actividades productivas. “Además del impuesto a la renta, están el canon minero y las regalías mineras, y finalmente el impuesto que se queda para el fisco es alrededor de casi de la mitad de todas las utilidades mineras”, destacó.
Recordó que entre el 2007 y el 2012 hubo un crecimiento importante en Cajamarca, que luego se redujo por la caída del sector minero. “El PBI se incrementó significativamente, pero desde el 2012 al 2016 entramos a un periodo de recesión, donde la actividad económica todos los años se hizo cada vez menor, y esto se explica por la caída en esos años del sector minero. El sector minería entre el 2013 y el 2016 cayó en 10% promedio anual y esos años la economía se contrajo”, explicó.
“Recién a partir del 2017 ha comenzado a crecer a un ritmo de 3% anual, lo cual es bajo para una economía de bajos ingresos como es la cajamarquina. Esperamos un ritmo de crecimiento mayor, pero eso depende de impulsar actividades que permitan ese crecimiento. El crecimiento lento se debe a la menor caída del sector minero y al impulso de otros sectores como construcción, agro y servicios, pero este impacto es insuficiente”, afirmó.
Baja ejecución de inversión pública
Sostuvo que Cajamarca se encuentra en el puesto número 20 de las 25 regiones a nivel nacional en la riqueza que se genera por cada habitante de la región. “No obstante, su presupuesto es el número 15, es decir que, en relación a la riqueza relativa de la región, su presupuesto es incluso un poco mayor. Aquí el problema no es la falta de recursos para ejecutar, sino que los recursos que hay no se están ejecutando adecuadamente en carreteras, colegios y saneamiento”, expresó.
“Desde el 2014 hay una tendencia negativa en la tasa de ejecución de la inversión pública. Es decir, en el 2014, se ejecutaba cerca del 79% del presupuesto, pero en el 2020 se ejecutó solo el 52%. Podríamos pensar que esto es efecto de la pandemia, pero si vemos el promedio ejecutado en los últimos cinco años, esta tasa solo de 58%, en realidad bastante baja, porque el promedio nacional es de 70%”, observó.
Explicó que esto se debe a varios factores y uno de ellos es una falta de profesionalización en el servicio público de los gobiernos subnacionales. “Muchas veces pasa que el cambio de autoridades genera también un cambio de funcionarios y estos funcionarios tienen que aprender cómo funcionan los procesos administrativos en la municipalidad. La idea es que los funcionarios no estén puestos ahí sin contar con un sistema meritocrático”, apuntó.
“Esto pasa, en parte, por una falta de régimen de servicio civil meritocrático en el sector público. Esto se evidencia en las municipalidades y en otras entidades del Estado, donde cambian las autoridades y se cambian los funcionarios. Falta continuidad de carrera en el servicio público y una evaluación objetiva de las capacidades para que los funcionarios puedan ocupar los puestos necesarios”, precisó.
También indicó que hay una falta de articulación entre las diferentes entidades del Gobierno. “Por ejemplo, Cajamarca tiene una baja tasa de acceso a los servicios básicos: agua, saneamiento y luz. Esto es competencia de las municipalidades, pero esto se puede hacer en coordinación con el Ministerio de Salud, con el Ministerio de Vivienda o con el gobierno regional. Esto es un trabajo articulado y muchas veces eso es lo que falta en el Estado, a nivel de los tres niveles de gobierno y los diferentes sectores. En el índice de competitividad regional Cajamarca está en el puesto 23”, anotó.
“La informalidad a nivel nacional era de 72% el 2019. Según los últimos datos del INEI, la informalidad el 2020 estaba por encima del 75%. Esto fue mucho mayor al inicio del confinamiento estricto el año pasado. En Cajamarca había una informalidad de 88% antes de la pandemia. Mas de la mitad de las personas laboran en el sector agropecuario, el 55%. Este sector es informal y es un sector de baja productividad”, subrayó.
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