Vivimos en tiempos oscuros para la democracia y la justicia. La oscura realidad del Congreso de la Repรบblica del Perรบ estรก perpetrando uno de los actos mรกs viles e imperdonables: a los movimientos regionales les estรกn arrebatando el derecho fundamental a participar libremente en polรญtica. Esto no es solo una amenaza a nuestra libertad, es un ataque directo a la esencia misma de nuestra sociedad.
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La democracia no es solo un sistema de gobierno; es la piedra angular de nuestra convivencia, el fundamento sobre el cual se erige nuestra sociedad. Cuando el interes de los parlamentarios del Congreso impide la libre participaciรณn polรญtica, estรกn dinamitando la base de todo lo que consideramos justo y equitativo. Nos estรกn diciendo, con acciones y no palabras, que nuestros derechos pueden ser manipulados y anulados segรบn sus caprichos e intereses. En pocas palabras, se surran de lo que decide el pueblo.
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Es indignante ver cรณmo estos mal llamados padres de la patria operan con total impunidad, como si las leyes y normas fueran meros obstรกculos que pueden sortear con facilidad. La falta de consecuencias por sus acciones no solo los envalentona, sino que envรญa un mensaje devastador al resto de la sociedad: que el poder y la corrupciรณn pueden prevalecer sobre la justicia y la equidad. Este es un camino peligroso que conduce al desmoronamiento de nuestra cohesiรณn social y a la pรฉrdida de confianza en nuestras instituciones.
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Ante esta situaciรณn, la pasividad no es una opciรณn. Cada ciudadano tiene la responsabilidad de alzar la voz y denunciar estas injusticias. No podemos permitir que nos silencien, que nos priven del derecho a elegir y ser elegidos, que nos conviertan en meros espectadores de nuestra propia decadencia. La historia nos ha enseรฑado que las sociedades que permiten que el crimen y la corrupciรณn prevalezcan, tarde o temprano, se enfrentan a su propia ruina.
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La lucha por nuestros derechos no puede postergarse. Debemos actuar con firmeza y determinaciรณn para frenar a estos criminales y restaurar el orden y la justicia en nuestro sistema polรญtico. Exigir transparencia, justicia y responsabilidad no es solo nuestro derecho, es nuestro deber. No podemos permitir que los oscuros intereses del Congreso nos robe el futuro. Este es el momento de actuar, de alzar la voz y de exigir que se haga justicia.
En definitiva, es imperativo que tomemos una postura firme y decidida contra aquellos que buscan socavar nuestra democracia. La libertad polรญtica no es negociable, y debemos luchar con todas nuestras fuerzas para asegurar que se respete y se preserve. ¡Esto se tiene que parar en seco, estos criminales no pueden salirse con la suya!
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